Ética y consumo
“La vida buena no depende del consumo indefinido de productos
del mercado, sino que el consumidor prudente toma en sus manos las riendas de
su consumo y opta por la calidad de vida frente a la cantidad de los productos,
por una cultura de las relaciones humanas, del disfrute de la naturaleza, del
sosiego y la paz, reñida con la aspiración a un consumo ilimitado.
Por formas de vida con calidad, que afortunadamente pueden
universalizarse.
Sin embargo, la prudencia entendida como la virtud del término
medio entre el exceso y el defecto, como la virtud de lo suficiente y de la
calidad de vida frente a la calidad de los bienes, puede ser una virtud sin
corazón si quien la ejerce olvida que no es un individuo aislado, que precisamente
ha llegado a ser persona y a disfrutar de bienes porque otras personas le han reconocido
como tal, porque otras personas colaboran en la producción de bienes, sea por acción,
sea por omisión. Los cálculos prudenciales de individuos aislados son falsos,
porque no existe el individuo aislado dueño de sus bienes, y son inmorales
porque carecen de corazón.
Por eso en este libro no proponemos la prudencia como
virtud indispensable para la felicidad, sino la cordura, que enraíza las ponderaciones
sobre el término medio, sobre lo suficiente y la vida de calidad en el corazón
de la humanidad, en el de lo justo y lo injusto, que es una suerte de injerto
de la prudencia en el tronco de la justicia. Ante la pregunta «suficiente,
¿para qué?» la respuesta cuerda es «para construir con otros una vida digna de
ser vivida por todos y cada uno».” (Adela Cortina, Por una ética del consumo)
Preguntas para el comentario
1. Ideas que aparecen en el texto y estructura del mismo.
2. Decíamos a lo largo del tema que la ética aplicada
requiere de la teoría ética. Subraya aquellas expresiones del texto que tengan
que ver con la segunda, y explica su significado.
3. ¿Podemos hablar de un consumo ético? Explica la posible
respuesta de Adela Cortina a esta pregunta.
4. Explica cuáles podrían ser las consecuencias de un
consumo que no respete ciertas normas éticas.
5. ¿Por qué no basta con la “prudencia” como guía del
consumo? ¿Qué le faltaría para poder ser un buen criterio de elección?
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