Manuel Kant nació en 1724 en una ciudad de la antigua Prusia.
Su obra “Critica de la Razón Pura” apareció cuando el tenia sesenta años. También
escribió, “Critica de la Razón Práctica”, “La Fundamentación de la Metafísica
de las Costumbres”. En estas últimas es donde se expone su punto de vista
ético. Falleció en 1804.
Para Kant lo verdaderamente bueno es la voluntad. Una
cualidad cualquiera puede ser buena o mala, dependiendo de la intensión con la que
se usa. La buena voluntad no es buena por lo que realiza, tampoco es buena
porque se adecue para alcanzar algún fin que nos hayamos propuesto. La buena
voluntad es buena en si misma. Esto la hace más valiosa que todo aquello que
pudiéramos conseguir por medio de ella. Kant dice que muchas veces sabemos lo
que debemos hacer, y sin embargo nos dejamos llevar por nuestras apetencias
personales, nuestros afectos, nuestras preferencias o conveniencias. Esto se
debe que
los seres humanos no estamos constituidos solo por la razón, sino también por las inclinaciones. Cuando sabemos lo que esta bien, pero nuestras
inclinaciones quieren arrastrarnos en sentido contrario, la buena debe
convertirse en deber.
El Deber es el aspecto
fundamental de la ética kantiana. El deber siempre tiene un carácter coercitivo,
en tanto que surge para oponerse y reprimir a las inclinaciones. Esto no
significa que solamente obramos bien al oponernos a nuestras inclinaciones.
Kant clasifica los actos en relación al deber:
Un acto contrario al deber es el del caso de un compañero que
te pide que lo ayudes a estudiar para el examen de filosofía, porque no
entiende algunos puntos del programa. Tú tienes tiempo para hacerlo y tienes
claros los temas estudiados, sin embargo prefieres quedarte viendo tu programa
en la televisión. De este modo habrás obrado de forma contraria al deber.
Supongamos que ese compañero conoce los contenidos del examen
de historia que tu también debes rendir, de modo que tu le dices que tu lo
ayudas con filosofía solo si el te ayuda con historia. Como obraste por
conveniencia, tu acto coincidió con lo
que el deber indicaba pero lo hiciste por inclinación. Tu acto se clasifica
como de acuerdo con el deber por inclinación mediata. Ahora si el que te pide
que lo ayudes es tu mejor amigo y
accedes ha hacerlo, tu acto habrá sido de acuerdo con el deber, por
inclinación mediata. Cuando los actos son de acuerdo con el deber, ya sea por inclinación mediata
o inmediata, decimos que son moralmente neutros.
Obrar por deber, seria en el ejemplo, que ayudaras ha quien te
pidió que lo hicieras, solo porque tienes que hacerlo, ajeno a todo interés o
inclinación.
La ética kantiana propone que debemos cumplir con lo que el
deber nos manda mas allá que ello nos proporcione un beneficio personal. Existe
una regla objetiva para poder determinar que acción es buena y cual no lo es.
Esta regla objetiva esta formulada en los imperativos categóricos.
Un imperativo es el lenguaje en el que se expresan los
mandatos morales, por ejemplo los diez mandamientos dados a Moisés. Son
categóricos porque mandan en forma absoluta, mas allá de las circunstancias
particulares en las que se encuentra la persona o en los beneficios que esa
acción le pueda brindar.
Los imperativos Hipotéticos son los que mandan en forma
condicional. Por ejemplo “si deseas ser ayudado por tus compañeros, debes
ayudarlos cuando ellos lo necesitan”. Decimos que una máxima es un principio
por el cual se obra, aquello por lo cual se realiza una acción. Es un principio
subjetivo. Mientras que el imperativo categórico es objetivo.
Primera formulación del imperativo categórico: “Obra según
una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley universal”.
Segunda formulación del imperativo categórico:” Obra de tal
manera que no consideres a la humanidad como un medio, sino siempre como un fin
en si misma”.
Para Kant la felicidad no puede ser el objetivo del obrar
ético del hombre. Si la naturaleza hubiese querido hacernos felices nos habría
dotado solo de instintos. Si nos doto de razón es para que a través de ella
seamos moralmente buenos, que es más importante que la felicidad en cualquiera
de sus formas.
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